ERISIPELA
PORCINA
Liyusca
carrascal caviedes
Estudiante
Mirian
meza quintero
Docente
Bioseguridad
Asignatura
UNIVERSIDAD
FRANCISCO DE PAULA SANTANDER OCAÑA
FACULTAD
DE INGENIERIAS Y MEDIO AMBIENTE
PROGRAMA
ZOOTECNIA
OCAÑA,
N.S.
2014
ERISIPELA
PORCINA
El mal rojo o bien erisipela porcina es una enfermedad
infectocontagiosa del cerdo causada por la especie bacteriana Erysipelothrix
rhusiopathiae. Los porcinos desencadenan cuadros cutáneos y/o septicémicos,
pudiéndose transformar en una enfermedad latente o crónica, alojándose en
articulaciones, válvulas cardíacas y otras zonas del organismo, incluso en los
animales vacunados, pudiendo recidivar en situaciones de inmunodepresión para
diseminarse en el huésped y poder así propagarse en la explotación, originando
casos aislados o brotes de baja prevalencia.
Cuando surgen causas inmunosupresoras relacionada con
situaciones de estrés debido a transportes, desnutrición, higiene deficiente,
estabulación defectuosa que actúan en toda la población porcina, la enfermedad
puede ser motivo de pérdidas muy significativas.
No es un proceso infeccioso exclusivo de la especie
porcina, sino que también puede afectar rumiantes jóvenes con artritis agudas y
a pavos con procesos septicémicos, además de otras aves, roedores, resto de
mamíferos, peces y moluscos ya que se trata de un microorganismo ubicuo.
Es una enfermedad típicamente endémica con brotes
epidémicos. Su prevalencia es muy variable y está ligada a la patogenicidad de
la cepa bacteriana, a los factores determinantes de la contagiosidad y a la
resistencia inmunitaria individual.
Además es considerada una zoonosis menor ya que se
contagia por vía cutánea al hombre causándole erisipeloides, nombre originado
para diferenciarlo de las erisipelas humanas debidas a una infección cutánea de
Estreptococos Beta-hemolíticos, principalmente por el Streptococcus pyogenes.
Generalmente ocurre por contacto directo con animales o sus productos, y la
infección no suele avanzar del ámbito cutáneo. Con muy poca frecuencia se
producen septicemias, aunque con relativa asiduidad están describiéndose
algunas endocarditis
Historia
·
1878.- Robert Koch, registró un cuadro
septicémico en ratones, sin hablar todavía de erisipela.
·
1882.- Pasteur y Thuillier, asociaron los
agentes de la septicemia en ratones y en cerdos e hicieron una vacuna.
·
1887.- Rosembach, aisló el agente en casos de
erisipela humana.
·
1943.- Kelser asocio los 3 agentes y llamo al
agente Erysipelothrix rhusiopahtiae.
·
1952.- Cambiaron el nombre del agente a
Erysipelothrix insidiosa.
·
1974.- Regreso a su denominación actual.
Etiología:
Erysipelothrix rhusiopathiae, es un pequeño bacilo,
(0.8-2.5nm/0.2-0.4nm), de forma recta o curvada, Gram-positivo, sin flagelos
(inmóvil), sin cápsula, no esporula y es microaerófilo, puede formar colonias
lisas pequeñas o rugosas y circulares (formadas por bacterias filamentosas
unidas entre sí). A la fecha se han diferenciado 29 serotipos (con base a un
peptidoglicano de la membrana), designados con números y letras, (1ª,1b, 2ª,2b,
3, 4……29ª), todos poseen una proteína de 44-46 kDa, encargada de inducir una inmunidad
protectora.
La bacteria es muy resistente al medio ambiente, puede
permanecer viva en instalaciones por varios meses y en carnes en
descomposición, congeladas y harinas puede permanecer por más de un año, también resiste el ahumado
y el salado, lo destruyen desinfectantes a base de glutaraldehidos y
cuaternarios de amonio, sosa y formaldehido.
Epidemiología
La especie porcina es el reservorio natural de la
bacteria, por lo cual aunque los cerdos estén aparentemente sanos, podrían
portarla con elevada frecuencia en las amígdalas y la válvula ileocecal,
incluyendo otros lugares del organismo como la piel, los ganglios ilíacos, los
riñones o el bazo, siendo la misma vía de eliminación, aunque en menor
cantidad, que tienen los enfermos: a través de las heces y la saliva.
La vía de entrada o contagio puede ser: oral, percutánea,
nasal e incluso venérea. La más común es la oral por la ingestión de agua y
alimentos Contaminados, y en menor frecuencia por infección de heridas de la
piel y picadura de insectos hematófagos. Las vías menos probables de contagio
son la aerógena y la venérea a través del semen.
En la fase septicémica tanto la sangre como las excreciones,
la saliva y la regurgitación del alimento son muy contaminantes. Los enfermos
crónicos suelen ser portadores permanentes y los recuperados pueden mantener su
condición de portador, incluso los vacunados.
El agente causal es relativamente resistente a las
condiciones medioambientales y más aún en presencia de materia orgánica. Los
roedores y las aves pueden propagar la infección en calidad de hospedadores
secundarios, cuando éstos se encuentren en el ambiente adonde se desenvuelve la
explotación porcina.
Situaciones inmunodepresoras pueden predisponer y
desencadenar la enfermedad, inclusive aquellas patologías que debilitan al
animal, como el síndrome reproductivo y respiratorio porcino, intoxicaciones
por aflatoxinas o las parasitosis, también las que son estresantes como las
causadas por los transportes prolongados, tiempo caluroso, microclima del
establecimiento muy húmedo y cálido, vacunaciones, dietas deficientes, cambios
bruscos en la dieta y por alimentos grasos. También puede ser predisponente la
consanguinidad.
Por todas estas variadas causas epidemiológicas antes
descriptas, ya sea por la pluralidad de especies portadoras, la persistencia
inaparente o crónica de la infección en los cerdos, la alta frecuencia de
porcinos y granjas infectadas, las condiciones ambientales y la dificultad de
eliminar la infección mediante vacunas y/o tratamiento hacen poco viables las
medidas de erradicación.
Vías
de contaminación:
Los animales infectados eliminan la bacteria por heces,
orina, saliva, vomito, secreciones nasales e incluso venéreas. Los animales
portadores lo hacen por medio de heces y algunas ocasiones por semen, los enfermos crónicos, hacen todo
lo anterior de manera permanente. Otras
vías menos frecuentes son la ingestión de alimentos contaminados, por las
heridas de la piel y picaduras de insectos.
Factores
predisponentes de la infección:
• Inmunosupresores como:
PRRS e Influenza
Mico toxinas.
Parasitosis.
• Debilidad por vacunaciones, dietas deficientes, cambios
bruscos de dieta.
• Consanguinidad.
• Manejos (transportes prolongados, clima muy cálido y
alta humedad, mucho calor).
Patogenia:
La bacteria entra por cualquiera de las vías mencionadas con anterioridad, de ahí viaja
por torrente sanguíneo (neutrófilos e histiocitos), a amígdalas, ganglios
linfáticos, piel, riñones, bazo, corazón, endotelio vascular y articulaciones.
Período
de incubación:
Generalmente presenta un período de incubación corto de 3
a 5 días y en ocasiones hasta de 1 semana.
Signos
clínicos:
La erisipela porcina puede presentarse en varias formas:
• Forma Septicémica (aguda y subaguda).
• Forma Cutánea.
• Forma Crónica.
• Forma Endocardítica.
Forma
septicémica:
Aguda: hay presencia de fiebre de 40°C o más, dejan de
comer, disnea con estertores húmedos o secos, artritis en una o varias
articulaciones (cojeras), a los 3 días aparecen lesiones cutáneas parecidas a
piquetes de insectos, posteriormente hay presencia de áreas de color rojizo en
relieve (no son notorias en animales de piel obscura), primero sin bordes y
después toman forma poliédrica, si los animales se recuperan hay descamación de
estas lesiones y los signos desaparecen, en caso contrario, sobreviene la
muerte.
Las cerdas gestantes, pueden abortar, si están lactando
pierden la producción de leche y aumentan el número de momias y mortinatos.
En los sementales debido a la temperatura se ve afectada
la espermatogénesis y desarrollan infertilidad por un período de 5 a 6 semanas,
esto se refleja en retornos a celo de las cerdas inseminadas y un aumento de camadas pequeñas.
Forma
subaguda:
Los síntomas son menos severos, la fiebre no es tan alta
y las lesiones de la piel pueden pasar desapercibidas, en esta fase hay
recuperación rápida.
Forma
cutánea:
Sigue a la forma aguda y es cada vez menos frecuente, hay
formación de pápulas en la cara externa de las piernas, zona dorso-lumbar,
espalda y orejas, aunque puede en casos extremos extenderse a todo el cuerpo,
las ronchas pueden ser redondas o poliédricas, que pierden los bordes al
confluir, luego se transforman en costras que se curan entre 8 y 10 días, estas
pueden contaminarse con bacterias y dar lugar a dermatitis crónicas.
Forma
crónica:
Se caracteriza por alteraciones necróticas de la piel,
artritis y lesiones cardiacas, en algunos casos la necrosis afecta a orejas,
rabo y falanges, los animales artríticos tienen un andar rígido y se les nota
la inflamación.
Forma
endocardica:
Puede tardar meses en desarrollarse o puede aparecer en
animales aparentemente curados, pasa desapercibida y solo se encuentra en el
rastro, puede haber disnea, taquicardia y pérdida de apetito, en el corazón se
encuentran endocarditis vegetativas en
válvulas y zonas próximas a estas.
Lesiones:
A excepción de las lesiones de la piel, la forma aguda no
presenta síntomas patognomónicos. Todas las alteraciones internas son las que
corresponden a una septicemia, hay edema y congestión pulmonar, hemorragias y
petequias en miocardio y pericardio, hay inflamación catarral o hemorrágica en
intestino y estómago, el hígado y los riñones se presentan congestionados y si el animal ha tenido
varios días enfermo aparece un puntilleo hemorrágico en su corteza.
Hay lesiones vasculares en todo el organismo, trombos y
necrosis.
Los ganglios linfáticos están aumentados de tamaño y
congestionados en la forma aguda, en la crónica se vuelven hiperplásicos y
necróticos, las lesiones articulares en la forma aguda son de una artritis
serosa y en la crónica hay proliferación de tejido adyacente que aumenta el
tamaño y deforma la articulación.
En el corazón hay signos de inflamación crónica y
crecimiento de válvulas.
Diagnóstico diferencial:
• Fiebre porcina clásica.
• Peste porcina Africana.
• Salmonelosis.
• Pasteurelosis.
• Artritis por Estreptococos, Estafilococos, Corynebacterium,
H parasuis y Brucelosis.
Diagnóstico:
• CLÍNICO: generalmente basado en los eritemas
dérmicos, la temperatura y
artritis en animales de engorda, en hembras gestantes por fiebre,
abortos, mortinatos, momias y repetición de celos.
• NECROPSIA:
lesiones descritas anteriormente.
• MICROBIOLÓGICO:
por aislamiento del agente a partir de bazo, tonsilas, ganglios, riñones y
líquido sinovial, el cultivo se hace en agar sangre.
• HISTOPATOLÓGICO: enviar muestras en formol al 10% de
los órganos descritos en el punto anterior.
• SEROLÓGICO: envió de
sueros de animales sospechosos para que se les practiquen alguna de las
siguientes pruebas; Aglutinación, Difusión en gel de agar, Hemaglutinación y
ELISA, siendo esta la más común.
• PCR: análisis de muestras de sangre.
Tratamiento:
El antibiótico de elección es la penicilina, por no
existir resistencias frente a E. rhusiopathiae, aunque se han probado otros
antibióticos para este fin, la siguiente tabla nos muestra la susceptibilidad
antimicrobiana de 164 cepas de E. rhusiopathiae a algunos antibióticos.
(Sánchez, 2011).
Inmunoprevención:
Las bacterinas están elaboradas de manera general a
partir de cepas del serotipo 2 que son altamente protectoras frente a los
serotipos patógenos de E.rhusiopathiae.
Bacterinas inactivadas: Pueden encontrarse solas o
combinadas con otros agentes, no existe interferencia entre las respuestas
respectivas y su efecto protector frente
a la erisipela no se ve alterado, desarrollan inmunidad 2 semanas posteriores a su aplicación y esta dura de 2-3 semanas en
caso de una sola aplicación y de 4 a 6 meses si se aplican 2 dosis.
Calendario
de vacunación:
Multíparas: en sábana 2 veces por año o en programa 12
días posparto.
Sementales: 2 veces por año.
Reemplazos: 2 dosis en la aclimatación.
Línea de engorda: a los 35 kg de peso y revacunar 2
semanas después.
Vacunas vivas: Se encuentran por lo general solas, son
administradas por vía subcutánea, deben conservarse en refrigeración, inducen
elevada inmunidad celular y humoral, la
cual se presenta desde 3 días posteriores a su aplicación, por lo que solo
necesitan una sola dosis, llegando a proteger de 6 a 9 meses posteriores a su
aplicación. Es importante saber que no se debe aplicar antes de los 3 meses de edad en animales
provenientes de madres vacunadas, ya que puede haber interferencia con la
inmunidad materna.
El programa de vacunación es el mismo que el de las
bacterinas muertas, pero la diferencia es que solo se usa una dosis de este
biológico.
En algunos países se han probado vacunas atenuadas o
inactivadas por aspersión o intranasales, demostrando ser efectivas pero con el
inconveniente de que se debe suspender la antibioterapia mientras se utiliza la
vacuna y mantenerla así por 1 semana para no eliminar al agente antes de
generar la respuesta inmune.
Erradicación:
La erradicación de esta enfermedad es muy difícil debido
a la cantidad de especies portadoras, su alta frecuencia de presentación en los
cerdos, la cantidad y distancia entre granjas infectadas, la persistencia
crónica e inaparente en cerdos y la dificultad de encontrarlos y su resistencia
en instalaciones y suelo.